domingo, 22 de febrero de 2009

Nuevo libro a recomendar: La Oca del Señor Bush


Os paso la reseña, muy recomendable:

LA OCA DEL SEÑOR BUSH

Lluís Bassets

Ediciones Península

Este libro de Lluis Bassets es la crónica de una revolución. Una revolución conservadora que se proponía afianzar el poder del presidente de Estados Unidos en su propio país y en el mundo durante todo el siglo XXI. No fue fruto de una conspiración secreta ni de una organización subversiva, sino de la maduración de las ideas políticas y económicas de un grupo de periodistas, diplomáticos y funcionarios, los neocons o neoconservadores, dispuestos a destruir el orden jurídico internacional organizado por EE.UU. al final de la guerra mundial y a recortar las libertades públicas en nombre de la lucha contra el terrorismo. Afortunadamente, es también, como explica Lluís Bassets con su perspicaz sentido de la historia y capacidad de análisis, la crónica de un fracaso: la revolución neocon no ha conseguido sus objetivos, gracias a los errores de quienes asaltaron este Palacio de Invierno y a la soberbia de sus protagonistas. La primera víctima de este fracaso es la propia superpotencia, cuyo declive ha sido acelerado por la acción de Bush y sus neocons. Pero de esta revolución fracasada está surgiendo un nuevo desorden mundial lleno de emboscadas y riesgos para todos.


Prólogo

Primero fue la euforia de una carrera triunfal e irreflenable. Pronto llegaron el pozo, la cárcel, el ahorcado, la muerte. El regreso a la casilla de partida. Todo dictado por el azar de esos dados erráticos en manos de un mal actor que se pavonea sobre el escenario mundial. Estamos en un mundo nuevo, plagado de nuevas amenazas y peligros, que necesita nuevos conceptos y métodos de combate. Quien no sepa entenderlo quedará condenado a la insignificancia, a descartarse de este juego. Con este juego en su cabeza se puso en marcha aquella coalición de voluntarios que iba a salvarnos del nuevo Eje del Mal, reproducción clónica de aquel eje derrotado hace sesenta años en las playas de Normandía y en las islas perdidas del Pacífico. Él era el aguerrido comandante en jefe preparado para todo, dispuesto a todo. Para emprender esta cruzada, requirió y obtuvo todas las armas legales, y también ilegales que necesita un César para lanzar a sus legiones a la guerra. Con todos estos poderes en la mano, advirtió, amenazó, emplazó. A los enemigo y a los amigos, a los tibios y a los indóciles. Denostó y excomulgó a quienes no se plegaron a sus designios y les apartó de los fabulosos beneficios futuros que iba a rendir su filantrópica empresa. Amañó, falsificó, manipuló y mintió. Al fin, desde una isla en mitad del Atlántico acompañado de sus más dilectos aliados, lanzó su última admonición, antes de desencadenar sobre Irak la conmoción y el pasmo (shock and awe). Ahí empezó este juego de la oca que no podía terminar bien, que no terminará bien; esta partida mortal que no ha concluido y que nadie sabe muy bien cómo hacer para que concluya.

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