Ayer por la noche, debido a la patética programación televisiva, cogí mi Ipod y me bajé el podcast del programa de radio La Ventana de la Cadena Ser del viernes pasado (qué gran invento esto de los podcasts!!!).
Uno de los apartados que tenía Gemma Nierga, junto al escritor Juan José Millas, era invitar a los radioyentes a llamar por teléfono para que expresaran su estado de ánimo. Todo iba relacionado con la situación de crisis que vivimos, y las primeras llamadas corroboraron lo que todos esperábamos: pesimismo, un tanto de crispación, incredulidad…, hasta una pizca de buen humor (un carnicero andaluz explicó que había puesto un cartel en el escaparate en el que se prohibía hablar de “la cosa” en su establecimiento…., porque según él todas las conversaciones empezaban con: “cómo está la cosa!!”…, vamos, un crack el tipo).
Pero me llamó mucho la atención la intervención de un hombre de Valladolid que vivía en el Pais Vasco. Rebosaba positividad, y a medida que iba hablando iba contagiando a Gemma y Millas (de hecho le dejaron hablar casi 10 minutos).
El hombre en cuestión trataba de explicar que ya que estábamos pasando un momento difícil (la tan comentada crisis), deberíamos aprender a valorar muchas cosas que nos rodean y que normalmente no le hacemos ni caso, porque estamos preocupados por pagar la hipoteca, por ver cómo podemos cambiar de coche……
Este hombre explicaba que su trabajo era el de camionero, que estaba casado y tenía una niña pequeña. Y que ahora a lo que se dedicaba era a coger a sus dos mujeres e irse a dar largos paseos (porque no cuesta dinero), a coger su tabla de surf y hacerse unas olas (porque no cuesta dinero), a quedar más con los amigos y simplemente sentarse a hablar con ellos (porque no cuesta dinero). En fin, a valorar más esas pequeñas cosas de las que estamos rodeados y que prácticamente no hacemos caso y dejamos siempre de lado,
Quizás sea el momento ideal para plantearnos cada uno en nuestras vidas esos pequeños momentos, porque no cuestan dinero….., y nos hacen mejor personas.
Salud.
Uno de los apartados que tenía Gemma Nierga, junto al escritor Juan José Millas, era invitar a los radioyentes a llamar por teléfono para que expresaran su estado de ánimo. Todo iba relacionado con la situación de crisis que vivimos, y las primeras llamadas corroboraron lo que todos esperábamos: pesimismo, un tanto de crispación, incredulidad…, hasta una pizca de buen humor (un carnicero andaluz explicó que había puesto un cartel en el escaparate en el que se prohibía hablar de “la cosa” en su establecimiento…., porque según él todas las conversaciones empezaban con: “cómo está la cosa!!”…, vamos, un crack el tipo).
Pero me llamó mucho la atención la intervención de un hombre de Valladolid que vivía en el Pais Vasco. Rebosaba positividad, y a medida que iba hablando iba contagiando a Gemma y Millas (de hecho le dejaron hablar casi 10 minutos).
El hombre en cuestión trataba de explicar que ya que estábamos pasando un momento difícil (la tan comentada crisis), deberíamos aprender a valorar muchas cosas que nos rodean y que normalmente no le hacemos ni caso, porque estamos preocupados por pagar la hipoteca, por ver cómo podemos cambiar de coche……
Este hombre explicaba que su trabajo era el de camionero, que estaba casado y tenía una niña pequeña. Y que ahora a lo que se dedicaba era a coger a sus dos mujeres e irse a dar largos paseos (porque no cuesta dinero), a coger su tabla de surf y hacerse unas olas (porque no cuesta dinero), a quedar más con los amigos y simplemente sentarse a hablar con ellos (porque no cuesta dinero). En fin, a valorar más esas pequeñas cosas de las que estamos rodeados y que prácticamente no hacemos caso y dejamos siempre de lado,
Quizás sea el momento ideal para plantearnos cada uno en nuestras vidas esos pequeños momentos, porque no cuestan dinero….., y nos hacen mejor personas.
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